La ética aplicada
Las teorías o reflexiones que la ética construye en torno al mundo moral repercuten en una serie de problemáticas específicas que vive el hombre contemporáneo, dando lugar a una ética aplicada.
Los problemas de la violencia, el aborto, la eutanasia, la clonación, la pena de muerte, la corrupción moral y política, la prostituciòn, la delincuencia, la contaminación ambiental, la discriminación en todas sus formas, la situación de la mujer en la sociedad, la sexualidad y otras tantas cuestiones que plantea el mundo actual pueden ser examinadas y discutidas a la luz de nuestra disciplina.
Para abordar estas problemáticas, la ética se ha visto en la necesidad de apoyarse en otras ciencias o disciplinas como la psicología, la sociología, la medicina, la politologia, entre muchas más.
El hecho de que la ética desemboque en problemas tan concretos como los antes mencionados nos permite hablar de nuestra materia como una ‘’disciplina practica’’.
Sin embargo, este carácter practico de la ética no implica que nuestra materia de estudio prescinda o se aleje de toda teoría, pues ya vimos que la ética, hablando en rigor, es teórica, en la medida en que analiza filosófica o racionalmente los problemas de la vida moral plantea y que su carácter practico deriva, en todo caso, de la naturaleza de los temas examinados.
Así pues, es la moral concreta o moralidad la que nutre de problemas y reflexiones al ético o filosófico de la moral. Lancemos tan solo una rápida mirada a algunos de los problemas éticos que plantea nuestra agitada y controvertida época.
La bioética y sus problemáticas
Una parte muy importante de la ética aplicada o práctica, que ha cobrado auge en los últimos tiempos es conocida como bioética, término propuesto por el oncólogo estadounidense V.R. Potter en 1971.
La bioética examina todos aquellos problemas morales relacionados con el valor y la conservación de la vida humana, animal y vegetal (conservación del ambiente).
Según el Boletín panamericacano de la bioética (numero especial de 1990), la bioética ‘’es el estudio sistemático de la conducta humana en el campo de las ciencias biológicas y la atención de la salud, en la medida en que esta conducta se examine a la luz de valores y principios morales’’
La importancia de esta nueva disciplina tiene que ver con sus nobles propósitos: salvar a los seres vivos del peligro de muerte por la destrucción de su ambiente.
No obstante que ciencias como la bioética parten del valor fundamental de la conservación de la vida, del derecho a vivir, se reconoce que hay ocasiones en que se cuestionan que la vida misma sea un valor absoluto, cuando, por ejemplo, ésta implica un verdadero sufrimiento, esto nos remite al controvertido problema de la eutanasia.
La eutanasia
La palabra ‘’eutanasia’’ proviene del griego eu, buena y thànatos, muerte. Su significado extraña una acción positiva: quitar la vida a alguien para evitar su sufrimiento, ayudarle a bien a morir. La eutanasia se daría en un contexto hospitalario, con un paciente terminal, sin esperanza de recuperación y, sobre todo, con asistencia médica.
Pese a este sentido positivo que presenta la definición de eutanasia, encontramos severas prohibiciones legales, morales y religiosas que limitan y censuran su práctica.
Sin embargo, ante una serie de dolorosas experiencias, como la que sufrió en 1987 la deportista Ingrid Frank de 28 años, quien quedó paralítica de brazos y piernas por o cual se quitó la vida, han llevado a países como Holanda a replantear seriamente el problema de la eutanasia y aprobar seriamente el problema de la eutanasia y aprobar una ley en 1994 que la norma. Esta ley permite la práctica de la eutanasia con la condición de que se cumpla una serie de alineamientos o reglas; de no cumplirse con éstos, la eutanasia se considera como un delito que amerita la pena máxima que es de 12 años de cárcel en ese país.
Según la mencionada ley, el médico debe tener en cuenta la personalidad, la inteligencia y el sufrimiento del enfermo, obtener de éste una petición explícita reiterada y formulada con pleno conocimiento de causa.
Si bien los representantes holandeses de las religiones católicas, judía y musulmana manifestaron su abierta oposición a esta ley, las encuestas revelan, según Alejandro Herrera, que 90% de los holandeses está a favor de ella, y que 2,1% de las muertes que se registran en Holanda obedece a esta práctica.
Cabe mencionar que la aprobación de este tipo de leyes no se da abruptamente sino que es el resultado de un proceso gradual.
En nuestro país ya se han dado ciertos avances en este sentido. Por ejemplo, el citado filósofo Alejandro Herrera refiere que en 1995 algunos hospitales del ISSSTE elaboraron una encuesta relacionada con 5 casos hipotéticos de eutanasia:
· Un paciente en estado vegetativo
· Una paciente paralítica que sólo puede comunicarse mediante el movimiento de los ojos;
· Un enfermo con cáncer de páncreas y sin esperanza de curación;
· Un paciente con cáncer de próstata con invasión del mismo en los huesos y sin posible mejoría, y
· Un paciente con trastornos psicológicos para que no hay solución.
El cuestionario utilizado para levantar la encuesta tenía 3 opciones:
a) La eutanasia en este caso está justificada.
b) Cualquier acción que exponga la vida de un ser humano es un crimen moralmente justificado.
c) Tengo dudas sobre estos casos.
Herrera opina que habría sido muy útil añadir un cuarto inciso que permitiera al encuentro opinar sobre estos casos, indicando que lo llevó a marcar determinada opción. ‘’Con ello-nos dice este filósofo mexicano- se habría tenido una idea de cuales son las motivaciones que subyacen a la toma de posición en problemas éticos de este tipo’’.
Algunas objeciones serias para practicar la eutanasia proceden de los propios médicos con razones que parecen válidas.
Como sabemos, la esencia de la profesión médica estriba en salvar vidas en lugar de provocar la muerte, y este reclamo está consagrado en el famoso juramento hipocrático (que ya vimos al hablar de las profesiones) el cual nos dice que la misión del médico es ‘’no hacer daño, sino ayudar’’, tener la salud del paciente como su más noble meta.
Bajo esta perspectiva, se piensa que los pacientes dejaran de confiar en los médicos que acceden a llevar a cabo la eutanasia, y que la institución medica, en general, se verá perjudicada por esta pérdida de confianza.
¿Qué pensar de esta objeción que parece sumamente lógica y convincente? Según Herrera. Es menester reinterpretar el juramento hipocrático a la luz de un enfoque integral. De esta manera, lo primordial de la profesión medica y del juramento hipocrático es lograr que el paciente se mantenga en condiciones biológicas para lograr que el paciente se mantenga en condiciones biológicas para lograr una vida digna y no una existencia miserable.
Bajo este muevo enfoque, cumple mejor con el multicitado juramento el medico que ayuda a su paciente a morir con dignidad y que le evita el terrible daño de un remedo de vida humana que nadie desearía si se encontrara en el lugar del paciente.
Otra razón que se da para oponerse a la eutanasia proviene de un posible conflicto entre las creencias del paciente y las creencias del medico. Por ejemplo, cuando éste practica una religión que le prohíbe matar bajo cualquier circunstancia, surge el problema de cómo resolver ese conflicto. Pragmáticamente, podría ser buscando un medico cuyas creencias sean compatibles con las del paciente (es decir, que le practique la eutanasia), pero ¿Qué sucedería cuando hipotéticamente no lo hay?
Es estos casos el interés del paciente deberá prevalecer sobre el interés del medico, debiendo éste sacrificar el seguimiento de sus creencias en aras de lo que su paciente percibe razonadamente como su propio bien ; como sabemos, siempre surgirán discrepancias con respecto a esta manera de pensar.
En suma, el juramento hipocrático debe consistir fundamentalmente en, la promesa de la búsqueda del bienestar integral del paciente y se debe fundar en el marco del respeto a sus propios valores, a la percepción de su calidad de vida, dentro de los límites de la convivencia con los demás.
El maltrato hacia los animales
La bioética se preocupa por la preservación de la vida y de las especies, no solamente en un nivel individual, sino general. Es por ellos que el cuidado y respeto a la vida animal forma parte de la preservación de los ecosistemas.
El cuidado de los animales, entraña un sentido ético. Muchas veces no se repara en el hecho de que los animales también sufren y que no son meros objetos o especies de máquinas como creía René Descartes en el siglo xvii.
¿A que se debe la crueldad hacia los animales? Ello se debe, a nuestra herencia cultural de Occidente. ‘’Hemos recibido de las generaciones anteriores un modelo de ser humano según el cual éste se ve a sí mismo como el rey del Universo, como un individuo infinitamente superior a los de las demás especies.
En virtud pues, nos creemos con derechos de explotar irracionalmente nuestro hábitat y por otra parte hemos puesto un mayor énfasis en nuestra racionalidad que en nuestra animalidad, pero es necesario que comprendamos que somos más animales de lo que hemos creído y ‘’que estamos dentro de la cadena de la vida, no fuera de ella’’.
Más que como señores de la naturaleza, debemos vernos como cuidadores y responsables de ella.
Según Peter Singer, así como hay discriminación racial o sexual, también existe la discriminación hacia otros seres-como los animales- por pertenecer a una especie supuestamente inferior; a tal tipo de discriminación le llama especismo.
‘’Ser especista en no reconocer que hay otras especies dignas de consideración moral en virtud de su posesión de sensibilidad’’.
Algunos filósofos como Tom Regan proponen hablar de los ‘’derechos de los animales’’ (así como existen los derechos humanos); sin embargo, para Peter Singer, esto se prestaría a ciertas confusiones y abusos del lenguaje. Desde luego, hablar de ‘’derechos’’ es hablar de personas y a los animales no son considerados como tales, por lo cual Singer propone tentativamente utilizar como criterio a los animales que tienen capacidad para sufrir y sentir placer, lo que tienen capacidad para sufrir y sentir placer, lo que implica que tienen un sistema nervioso central. Como Paul Taylor, ‘’han propuesto una ética cuyo circulo expandido abarque a cualquier daño ocasionado intencionalmente y que atenta contra la integridad de un individuo puede ser atribuido a una acción inmoral’’.
Lamentablemente, en nuestra sociedad, se ha vuelto un hecho muy común el maltrato a los animales: matanza de perros callejeros, venta de animales de especies en peligro de extinción, métodos irracionales para sacrificar a las reses en los rastros, peleas de gallos y de perros, corridas de toros; falta de cuidado de los animales en los circos y zoológicos y, en fin, experimentos donde los animales son victimas de innumerables torturas.
¿Qué se puede hacer para contrarrestar esta violencia ejercida contra los animales? Obviamente que debemos cambiar nuestros hábitos y actitudes en nuestras relaciones con los animales y tomar medidas que se están realizando para evitar el sufrimiento de estos seres de la naturaleza.
Las autoridades normalmente buscan la solución más rápida: el exterminio. Y peor aùn: el exterminio doloroso. Un programa bien elaborado deberá intentar primero la adopción por parte de voluntarios, y luego la esterilización tanto machos como hembras’’.
El aborto
El aborto es la expulsión o extracción de parte de todo el producto de la concepción, con anexos y sin ellos, antes de que pese 500 gramos o haya completado 20 semanas de gestación, o sea 139 días
Se habla de diversos tipos de aborto, por ejemplo, el aborto espontáneo y el aborto provocado.
El aborto espontáneo no existe intervención humana y es producido por alteraciones ovulares.
El aborto espontáneo ocurre con una tasa mucho mayor de lo que se piensa, pues ‘’se ha calculado que alrededor de 33% de todos los óvulos fertilizados abortan antes del ciclo menstrual’’.
A diferencia del aborto espontáneo, el provocado o voluntario se da por la intervención del ser humano (medico, comadrona, etc.) y puede ser inducido a petición de la interesada (en algunos países esta legalizado). O el terapéutico, el cual se ejerce cuando la continuación del embarazo amenaza la vida de la paciente o su estado de salud, bien, cuando el embarazo ha sido resultado de una violación o se confirma la posibilidad de malformaciones fetales o retardo mental en el producto.
A lo largo de la historia el aborto no siempre ha sido condenado ni catalogado como un acto criminal.
En la actualidad coexisten ambas tendencias, las que abogan por lo que se llama la ‘’despenalización del aborto’’, y las que condenan esta practica por considerarla contraria a leyes naturales, divinas o a incuestionables principios morales como el derecho a la vida.
Mientras que mujeres de tendencias liberales consideran que en ciertos casos pueden abortar porque ellas tienen pleno derecho sobre su cuerpo, la moral cristiana gruye que ‘’ninguna mujer tiene derecho a intervenir en una vida que Dios ha creado’’.
Desde el punto de vista filosófico de discusión sobre la legitimidad ética del aborto se centra en la concepción de la persona moral. Una persona moral ‘’es aquella que forma parte de nuestra comunidad oral, es decir, del conjunto de individuos con respecto a los cuales tenemos derechos u obligaciones morales’’.
En la actualidad nos encontramos con 2 formas irreconciliables de interpretar el aborto provocado. Para este punto de vista ‘’la animación del feto es inmediata’’ y por lo tanto ‘’la practica del aborto voluntario (o provocado) es moralmente condenable sea cual fuere el periodo de gestación en que se realice y sean cuales fueren las circunstancias en las que se practique’’.
Otros, en cambio, consideran que el aborto no es moralmente reprobable pues el feto no es persona moral y por lo tanto no tiene los derechos morales inherentes a las personas.
Incluso, los que piensan así, podrían apoyarse, paradójicamente, en filósofos cristianos que consideraban que la persona, propiamente dicha, no comienza a existir desde el momento de la concepción. San Jerónimo y San Agustín decían, por ejemplo, ‘’que no todo feto tiene alma’’. ‘’Santo Tomas, por su parte, sostiene explícitamente que el alma no entra en la materia del momento de la concepción, sino hasta la séptima semana de la gestación’’.
Así, pues, para esos filósofos cristianos la destrucción de un feto inanimado no se consideraba moralmente mala; por ello, nos dice la filosofa Margarita Valdés: Es cada quien con su sistema de valores y creencias morales quien debe determinar para si mismo si el feto merece la calidad de persona moral o no y, por lo tanto, si el aborto voluntario es una practica moralmente correcta o no. Se trata de un asunto de moralidad individual que cada quien decidir en conciencia.
Esto no equivale a aceptar que después de todo da igual decidir cualquier cosa; por el contrario, coloca a cada individuo en la obligación de darse a si mismo una explicación honesta y razonada de su decisión.
La tolerancia no consiste en considerar que cualquier cosa esta permitida, sino en estar dispuestos a entablar una discusio0n racional con nuestros opositores y revisar razones a favor de la aceptación de prácticas distintas a las que uno mismo acepta.
El desarrollo sustentable
¿En que consiste? Surge como un intento de conciliar, por una parte, la legitima aspiración de los seres humanos a alcanzar el bienestar producido por la tecnología moderna, por otro lado, de mejorar y conservar el ambiente en aras de nuestro presente y mas aun de las generaciones venideras que son las que en ultima instancia pagaran las consecuencias del deterioro del ambiente, de la escasez de agua, de la extinción de especies y de otros males irreversibles.
¿es posible recobrar este acercamiento y respeto hacia la naturaleza? En la actualidad, como observa la filosofa Margarita Valdés, se plantea la necesidad de diseñar un nuevo estilo de desarrollo que pueda resultar generalizable para las sociedades actuales y que asuma una responsabilidad frente a las generaciones futuras.
El problema del desarrollo nos lleva a replantear nuestros valores y perspectivas, por ejemplo, a valorar cosas como el uso de nuevas tecnologías y la satisfacción de necesidades humanas que sean indispensables para el bienestar. Sin duda el desarrollo sustentable entraña la idea de que la naturaleza es valiosa, lo mismo que el logro del bienestar humano.
Por otra parte, un enfoque antropocéntrico-mas frecuente en la cultura occidental- estima que el deber de conservar la naturaleza deriva del hecho de que es un medio indispensable para la satisfacción de nuestras necesidades.
Las políticas ambientales deberán tener en cuenta estas 2 posiciones para hacer viable el desarrollo sustentable; es necesario, desarrollar una nueva cultura ‘’ya no regida por la búsqueda de deseos y preferencias individuales que se manifiestan en el consumismo actual y que llevan a destruir, desgradar y ensuciar el ambiente, sino en la que el respeto a la naturaleza norme las acciones humanas y en la que el valor del medio ambiente ocupe el lugar principalísimo que le corresponde’’.
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